PIEZA DEL MES
Pisteros.
Traemos a esta sección dos piezas similares de gran utilidad que se emplearon antiguamente para alimentar a los enfermos. Define así nuestro “Diccionario de la Lengua Española” el término, en su segunda acepción: “Vasija pequeña con un cañón que le sirve de pico y un asa en la parte opuesta, que se usa para dar de beber a los enfermos.”
En efecto, fue uno de los objetos de uso cotidiano en alimentación enteral, ahora en desuso, mediante el cual se procuraba la nutrición en enfermos impedidos. Fueron fabricados de muy diversos materiales, abundando los de vidrio y porcelana, a veces también de cerámica o de metal, más resistentes.
Nota: no olvidemos que también, referente a nuestra profesión, pistero se define como “Hematoma alrededor del ojo, producido por un puñetazo.”
MI DONACIÓN
Una de las carencias más sentidas de nuestro museo es la ausencia de modelos anatómicos. Todo museo de Medicina que se precie, cuenta con ejemplares de este género que muchas veces sirven incluso de identificación del mismo en cuanto que su marca es la representación de los mismos. Así ocurre, por ejemplo, con el modelo anatómico tallado en madera, que identifica al célebre “Musée d’Histoire de la Mèdecine” de la Facultad de Medicina de París.
MADRID, MUSEO DE LA MEDICINA.
En el parque madrileño del Retiro, cerca de los cipreses recortados del parterre se alza un discreto monumento en honor del que fuera Académico de número de la RANM, doctor Ángel Pulido. Este monumento se inauguró el 21 de octubre de 1954 y contó con la asistencia del Alcalde de Madrid, José Finat y Escrivá de Romaní, Conde de Mayalde. Este grupo escultórico se levantó como agradecimiento al doctor por su labor a favor de los sefardíes. Visitando a su hijo, estudiante en Viena, percibió que algunos sectores hablaban un castellano con vocablos del siglo XVI, de ahí que a la vuelta se dedicara a través de diversos artículos en prensa a ofrecer la cultura española a los sefardíes dispersados por Europa, se entrevistó con los residentes en los Balcanes y consiguió del Gobierno de Primo de Rivera que se les concediera la nacionalidad española, circunstancia que durante la II Guerra Mundial sirvió a muchos judíos para evitar el holocausto. Fue en este sentido autor de algunos libros de títulos bien significativos como Españoles sin patria y la raza sefardí. Madrid, 1905.
A los pies de la columna dos figuras, madre e hijo, miran al doctor con admiración. Es obra del escultor Antonio Cruz Collado y fue añadido este grupo escultórico en 1960. El autor del conjunto, un fondo de ladrillo rojo con arco superior y un pequeño estanque a los pies, fue el arquitecto Ramón Aníbal Álvarez, ocupándose del jardín inmediato D. Ramón Ortiz, director de los jardines del Ayuntamiento.
Ángel Pulido Fernández nació en Madrid el 20 de febrero de 1852, en el seno de una familia que vivía de una tienda de vinos. Estudiando la Medicina en Madrid, se licenció en 1873, ingresó en los Cuerpos de Sanidad Militar y de la Armada, abandonándolos en breve tiempo. Fue un destacado en el periodismo médico: habiendo fundado en sus tiempos de estudiante médico la “Gaceta Escolar”, formó parte muy destacada de la redacción de “El Siglo Médico”. Académico correspondiente de la Real Academia Nacional de Medicina, ingreso como miembro de número el 22 de junio de 1884, siendo designado Secretario perpetuo de la corporación en 1912. Fue Diputado a Cortes, Director General de Sanidad y Subsecretario de Sanidad, Senador por la Universidad de Salamanca y después Senador vitalicio, además de Consejero de Sanidad y de Instrucción Pública. Obtuvo distinciones importantes como la Gran Cruz de Sanidad, la Orden de Alberto de Sajonia y fue Caballero de la Legión de Honor. Falleció en Madrid el 4 de diciembre de 1932.