Gaceta de Actualidad – Abril 2016

Museo de Medicina Infanta Margarita

Museo de Medicina Infanta Margarita

Nº 35 - 3 de mayo del 2016

Real Academia Nacional de Medicina de España

BIENVENIDA

Excmo. Sr. D. Luis Pablo Rodríguez Rodríguez
Director del Museo

COMISIÓN DEL MUSEO DE LA RANM

Excmos. Sres. Académicos de Número

D. Luis Pablo Rodríguez Rodríguez
D. Diego Gracia Guillén
D. Enrique Casado de Frías
D. Vicente Calatayud Maldonado
D.ª M.ª del Carmen Maroto Vela

Ilmos. Sres. Académicos Correspondientes

D. Francisco Vázquez de Quevedo
D. Javier Sanz Serrulla
D. Eliseo Carrascal Marino

UNIDAD TÉCNICA

Ilmo. Sr. D. Javier Sanz Serrulla
Director Técnico
D.ª Celia Rodríguez Varela
Catalogación
D.ª Ana Suela Martín
Fotografía

LA MÁS BELLA SONRISA. Historia del Dentífrico.

Exposición La Más Bella Sonrisa

Predominan entre los coleccionismos de toda clase, especialmente los relacionados con las profesiones sanitarias, los especializados, dependiendo del perfil o del interés del coleccionista. El MMIM ha organizado esta vez una exposición sobre el Dentífrico, que exhibe más de 250 piezas relativas a la higiene bucodental. No obstante, el empleo del dentífrico en cualquiera de sus formulaciones y presentaciones, en polvos, pastas, elixires o jabones, sin olvidar el uso del miswak o siwak (pequeñas de la Salvadora Pérsica) en la civilización árabe, perseguía otro fin: el estético, la obtención de una bella sonrisa que alcanzaba su esplendor en la blancura de los dientes. Es por ello que muchos de los carteles que ilustran la exposición, tengan como atractivo principal una sonrisa femenina.

Exposición La Más Bella Sonrisa

Exposición La Más Bella Sonrisa

El uso empírico del dentífrico es más antiguo de lo que podíamos suponer. Ya aparece una fórmula dentífrica en el “Corpus Hipocraticum” y nos vamos tropezando con otras a lo largo de la literatura médica y quirúrgica de todos los tiempos. Consistían principalmente en polvos abrasivos (de mármol, alabastro, conchas marinas) a los que se añadían sustancias aromáticas (hojas de menta, canela, clavo…) también pulverizadas y alguna vez componentes astringentes para curar la tumefacción de las encías. El objetivo perseguido era doble: salud y estética, no en vano ésta última era muy estimada ya por los filósofos antiguos que consideraban impropio de un hombre sabio que se dedicara a la enseñanza a dictar sus conocimientos con la boca desaseada.

Exposición La Más Bella Sonrisa

Exposición La Más Bella Sonrisa

En las salas de la RANM se puede observar detalladamente un recorrido por este mundo del dentífrico, con piezas de antigüedad de finales del siglo XIX en cualquiera de las presentaciones antedichas. Salud y publicidad quedan estrechamente ligadas, a veces con planteamientos sorprendentes según la cultura que razonablemente impera en la actualidad. Nos referimos a los ejemplares de cajas de cerillas y ceniceros que se rotulaban ¡con la marca de un dentífrico! El 12 de abril se inauguró esta exposición, proveniente de una colección particular, que permanecerá hasta el 1 de junio.

Exposición La Más Bella Sonrisa

MI DONACIÓN.

Fórceps dental. Siglo XVII.

Con motivo de la celebración del “II Congreso Europeo de Historia de la Odontología”, el turinés Valerio Burello, conservador de la Collezione Storica de la Dental School de Turín, donó al Prof. Javier Sanz este valioso fórceps dental, quien a su vez lo ha donado al Museo de Medicina Infanta Margarita.

Forceps dental

Se trata de un valiosísimo ejemplar del siglo XVII –uno de los más antiguos objetos, si no el que más, que guarda a partir de ahora el MMIM- destinado a la extracción dental. A la medida de la mano del hombre, está fabricado artesanalmente en hierro, con dos remates dorados en el extremo de las ramas. Una de las singularidades de estos fórceps de época es el diseño artístico del que gozan, pues, sin perder de vista el mismo para cumplir su función, se adorna de tal manera que asemeja la cabeza de un ave, con su pico, revalorizándose así más allá de su uso.

Forceps dental

El uso de estos instrumentos para resolver tajantemente uno de los más penosos problemas que históricamente han atormentado al hombre, la odontalgia, se remonta a épocas de las medicinas griega y romana, fabricándose en hierro, con tosco diseño pero con el mismo fundamento. A partir de mediados del siglo XIX fueron fabricados en los EE.UU. de forma industrial, con una excelente acogida por parte de los dentistas de todo el mundo. En ese amplísimo intervalo, herreros, orfebres y plateros diseñaron fórceps a gusto del cliente, quien muchas veces aportaba la ilustración aparecida en algún libro de la especialidad. En los mejores museos del ramo se conservan ejemplares parecidos, siendo los de esta antigüedad los más valiosos.

Forceps dental

 

MADRID, MUSEO DE LA MEDICINA.

Ángel De Larra y Cerezo.

En la fachada del número 12 de la céntrica calle de Juan Álvarez Mendizábal, domicilio muy próximo a la Plaza de España, contemplamos a la altura del primer piso, entre los balcones situados a la izquierda de la puerta, una placa que fue colocada en el año de 1958, cuando se cumplía el centenario de la muerte del homenajeado: el Dr. Ángel Larra y Cerezo. Esculpido su retrato en un medallón redondo por Juan Alcor, reza así la leyenda: “En esta casa vivió el Dr. Larra y Cerezo, Académico y Médico Militar, Madrileño. 1958 1910.”

Placa al Dr. Larra y Cerezo

El Dr. Ángel Larra y Cerezo había nacido el 10 de abril de aquel año, mediado el siglo XIX, en su ciudad natal se licenció en la carrera de Medicina a los veinte años y dos después, en 1880, obtenía el doctorado. Un año antes había ingresado en el Cuerpo de Sanidad Militar, dedicando a la medicina militar la mayor parte de su ejercicio, con destino en Cuba antes de asentarse en la capital. Sus escritos versaron también sobre el amplio tema de la sanidad militar y dirigió por algún tiempo “La Medicina Militar.” Ingresó como Académico de número de la RANM el 9 de noviembre de 1902, leyendo el discurso “Los grandes problemas higiénicos y sociales en relación con las instituciones armadas.” Falleció el 26 de julio de 1910, tal como relata V. Matilla, “a las treinta horas de haber sido sometido a una intervención quirúrgica para el tratamiento de una gravísima dolencia.”

Asimismo, el callejero madrileño cuenta con una calle dedicada a su memoria. Subiendo por el Paseo de Extremadura, a la mano izquierda, parte desde la calle de la Grandeza Española la calle dedicada al académico, que va a parar a las cercanías de la parroquia de San Juan Bosco.


NOTICIAS

Dr. Javier Sanz SerrullaEl pasado 5 de abril, el Director técnico del Museo de Medicina Infanta Margarita, Prof. Javier Sanz, a su vez Académico correspondiente de la RANM, fue elegido Académico de Número de dicha corporación. Ocupará el sillón nº 24, “Historia de la Medicina”, vacante tras el fallecimiento del Excmº. Sr. Prof. Luis S. Granjel.