Gaceta de Actualidad- Enero/Febrero 2020

Museo de Medicina Infanta Margarita

Museo de Medicina Infanta Margarita

Nº 57 - 9 de marzo del 2020

Real Academia Nacional de Medicina de España

BIENVENIDA

Excmo. Sr. D. Luis Pablo Rodríguez Rodríguez
Director del Museo

COMISIÓN DEL MUSEO DE LA RANME

Excmos. Sres. Académicos de Número

D. Luis Pablo Rodríguez Rodríguez
D. Javier Sanz Serrulla
D. Diego Gracia Guillén
D. Enrique Casado de Frías
D. Vicente Calatayud Maldonado
D.ª M.ª del Carmen Maroto Vela

Ilmos. Sres. Académicos Correspondientes

D. Francisco Vázquez de Quevedo
D. Eliseo Carrascal Marino

UNIDAD TÉCNICA

Excmos. Sr. D. Javier Sanz Serrulla
Director Técnico
D.ª Celia Rodríguez Varela
Catalogación
D.ª Ana Suela Martín
Fotografía

A la espera de la aprobación presupuestaria, el MMIM sigue trabajando, entre otras actividades, en la preparación de las exposiciones pues son el elemento que mayor visibilidad proporciona al mismo. Y no sólo al proyecto de Museo pues también es visitada la propia Academia. Estas visitas no son sólo físicas sino que se producen también a través de las redes sociales, de tal manera que la búsqueda de temas museísticos de índole médica desemboca en el hallazgo de una institución como es la sede que la acoge, despertando entre el público un nuevo interés, ahora por el conocimiento de ésta y, en definitiva, de la historia de la corporación, que va camino de cumplir su tercer centenario.

PIEZA DEL MES

Transfusor de Elósegui.

Transfusor de sangre del Dr Elósegui
Además de otros aparatos “similares”, cuenta el Museo de Medicina Infanta Margarita con un Transfusor reconocido por su epónimo, el apellido del médico inventor del mismo, Carlos Elósegui, si bien firman las etiquetas de identificación tanto él como R. Morales. Se trata de un aparato diseñado para efectuar la transfusión “indirecta”, esto es, sin necesidad de que el donante estuviera presente en el momento de la operación. Su manejo es extremadamente sencillo pues el paso de la sangre desde el depósito, a través de una goma, hasta el receptor, se logra mediante la acción manual al girar una rueda que facilita ese paso. Un contador superior va reflejando mediante números las vueltas recorridas durante el proceso. El aparato, de dimensiones reducidas, no necesita alimentación de fuente eléctrica sino que es, como queda dicho, de uso manual, de ahí su excelente disponibilidad en cualquier situación.

Detalle del transfusor del Dr. Elósegui Detalle etiqueta transfusor del Dr. Elósegui
El creador de este invento, como decimos, fue el médico español Carlos Elósegui Sarasola, nacido en Tolosa el 4 de noviembre de 1902, quien cursó la carrera en la Facultad de Medicina de la Universidad Central, donde fue alumno de Pittaluga –quien despertó el interés en España por la Hematología- y de Madinaveitia. Su prestigio le hizo merecedor de la confianza regia, pasando a servir a la Familia Real, incluso en el exilio, lo que le permitió mantener contacto con las figuras europeas de la Hematología. En 1931 obtuvo la jefatura del Laboratorio del hospital de la Cruz Roja, debiendo encargarse durante la Guerra Civil de la organización de los servicios de transfusión de sangre en los hospitales del bando nacional. Fue, en 1939, el creador del Instituto Español de Hematología y Hemoterapia, que dirigió entre esa fecha y 1977, del cual sería nombrado miembro de honor, y se le tiene como el introductor en España de la Hemoterapia. Falleció en Madrid el 31 de enero de 1981.

Retrato del Dr. Carlos Elósegui


MI DONACIÓN

Doña Carmen Mariscal de Gante ha donado al Museo de Medicina Infanta Margarita un conjunto de piezas que pertenecieron a su tío abuelo D. Nicasio Mariscal y García de Rello (1858-1949), quien fuera miembro de la Real Academia Nacional, cuando tomara posesión el 8 de febrero de 1914 tras leer el reglamentario discurso de ingreso Participación que tuvieron los médicos españoles en el descubrimiento de la circulación de la sangre. Persona muy activa en la corporación, sucedió como Secretario perpetuo al Dr. Pulido y dirigió la Biblioteca Clásica de la Academia.Retrato del Dr. Nicasio Mariscal y García de Rello

El lote donado se compone de muy diverso instrumental: hemoglobinómetro, caja de cirugía, aspirador de Dieulafoy, estetoscopio monoaural, jeringas, urinómetro, etc., y viene a enriquecer el patrimonio del Museo. Siguiendo su proceso, el material ya ha sido catalogado, a falta de las fotografías de cada una de las piezas.Varias piezas de la donación de Dª Carmen Mariscal de Gante


MADRID, MUSEO DE LA MEDICINA

Diego de Argumosa.

La larga historia de la Cirugía tiene un punto de inflexión con la aparición de la Anestesia. A partir de mediados del siglo XIX, la introducción de determinados productos (óxido nitroso, éter, cloroformo, principalmente) en el acto quirúrgico cambia radicalmente la actitud del cirujano en el quirófano: de un lado sabe que el paciente no sufrirá dolor durante el mismo, pero, de otro, y no menos importante, el propio cirujano trabajará sin el estrés que supone actuar a sabiendas de que las propias maniobras operatorias infligen dolor al paciente. La introducción de los agentes anestésicos, con sus técnicas, en el quirófano suponen, pues, un cambio radical en el manejo operatorio, tan radical como que en 1839 el cirujano francés Alfred Armand Velpeau (1795-1867) había sentenciado: evitar el dolor en las operaciones es una quimera que hoy por hoy no tenemos derecho a perseguir. Apenas un quinquenio más adelante el uso de la Anestesia en el mundo occidental es un hecho, quedando superados remotos y antiguos intentos por conseguir la abolición del dolor durante el mencionado acto quirúrgico.

La difusión de este formidable hecho se propagó con rapidez extraordinaria. Y en España fue iniciado por el cirujano Diego de Argumosa y Obregón, teniéndosele en lo sucesivo como el introductor de la Anestesia.

Dibujo de retrato de Argumosa

A Diego de Argumosa y Obregón (Villapresente, Cantabria, 1792 – Torrelavega, 1865) le cabe la honra de haber hecho el primer ensayo clínico introduciendo la Anestesia en España en 1847, con la aplicación del éter.

Intervino en la Guerra de la Independencia como sanitario, después vino a Madrid para estudiar en el Real Colegio de Cirugía de San Carlos, doctorándose en 1820 y logrando la cátedra de supernumerario de Cirugía un año después. Pasó al Real Colegio de Cirugía de Burgos para enseñar durante dos años y regresó a la corte como profesor de Disección hasta que por fin lograra, en 1829, la cátedra de Afectos externos y operaciones del Colegio de San Carlos. El 13 de enero de 1847 introdujo, pues, en España la anestesia por inhalación de éter sulfúrico, cuando tan sólo tres meses atrás lo habían realizado en los EE.UU. John C. Warren y William T. Morton.

Argumosa en el centro de la imagen, con otros profesores médicos. Hall de la Facultad de Medicina de la UCM.

Fue Argumosa un “cirujano total”, con contribuciones en ORL, Oftalmología, Urología, Traumatología, cirugía Plástica, etc., e intervino en el famoso caso de las llagas de Sor Patrocinio, que resolvió con sencillas medidas. Se retiró en 1854 a su tierra cántabra para escribir el Resumen de Cirugía, obra en dos volúmenes más un atlas con grabados de su hija Natalia. Discrepante con algunos métodos fraudulentos vividos en la universidad, se jubiló a los 62 años para retirarse a su tierra, donde falleció a los 72.

La presencia de Argumosa es abundante en la capital de España. En el hall de la actual Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, a la mano izquierda nada más ingresar en el centro, existe un cuadro de enormes dimensiones. En él ocupa posición central Diego de Argumosa mientras disecciona un cadáver, acto al que asisten otros ilustres médicos contemporáneos como Sánchez de Toca, Creus, Fourquet, Calvo Martín, Asuero, Corral o Santero.

 

Igualmente, podemos contemplar un retrato suyo en uno de los medallones del salón de actos de la Real Academia Nacional de Medicina de España, ubicado entre los de Thomas Sydenham y Louis Pasteur, entre los más distinguidos protagonistas de la historia de la Medicina y la Cirugía de todos los tiempos. No obstante, Diego de Argumosa fue miembro de esta corporación desde 1831.

Asimismo podemos encontrar una placa suya a ambos lados de la presidencia del Pequeño anfiteatro del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid pues anteriormente fue sede de la Facultad de Medicina de la Universidad Central. Junto a otra placa dedicada a Melchor Sánchez de Toca, contemplamos la dedicada a Argumosa:

Retrato de Diego de Argumosa en el salón de actos de la Real Academia Nacional de Medicina de España    Placa en su memoria. Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid
Todavía tiene un retrato más en esta dependencia. Se trata ahora del espectacular anfiteatro de la antigua Facultad de Medicina. En la parte más superior de la pared que corre en semicírculo frente a la mesa de presidencia, en lo más central de la misma consta, junto a la de otros insignes de la Medicina de esta casa, aparece su efigie delimitada por una sencilla orla circunferencial.

Retrato de Argumosa en el Anfiteatro del actual Ilustre colegio Oficial de Médicos de Madrid

Sin duda, la trascendencia de Argumosa en la sociedad madrileña, tanto por sus méritos académicos y profesionales como por la aportación a la Cirugía eliminando el dolor durante el acto quirúrgico, le hizo merecedor de la memoria del pueblo de Madrid, recompensándole con la denominación de una de sus calles con su apellido y se conserva en la actualidad.

Placa calle Argumosa Placa calle Argumosa retrato
Enclavada en las proximidades de lo que fueron la Facultad de Medicina de la Universidad Central y el Real Colegio de Cirugía de San Carlos, barrio abundante en calles rotuladas con nombres de egregios médicos que en estas instituciones ejercieron su magisterio, corre la importante calle entre la plaza de Lavapiés y la ronda de Atocha.