PIEZA DEL MES
Transfusor de Elósegui.
MI DONACIÓN
Doña Carmen Mariscal de Gante ha donado al Museo de Medicina Infanta Margarita un conjunto de piezas que pertenecieron a su tío abuelo D. Nicasio Mariscal y García de Rello (1858-1949), quien fuera miembro de la Real Academia Nacional, cuando tomara posesión el 8 de febrero de 1914 tras leer el reglamentario discurso de ingreso Participación que tuvieron los médicos españoles en el descubrimiento de la circulación de la sangre. Persona muy activa en la corporación, sucedió como Secretario perpetuo al Dr. Pulido y dirigió la Biblioteca Clásica de la Academia.
El lote donado se compone de muy diverso instrumental: hemoglobinómetro, caja de cirugía, aspirador de Dieulafoy, estetoscopio monoaural, jeringas, urinómetro, etc., y viene a enriquecer el patrimonio del Museo. Siguiendo su proceso, el material ya ha sido catalogado, a falta de las fotografías de cada una de las piezas.
MADRID, MUSEO DE LA MEDICINA
Diego de Argumosa.
La larga historia de la Cirugía tiene un punto de inflexión con la aparición de la Anestesia. A partir de mediados del siglo XIX, la introducción de determinados productos (óxido nitroso, éter, cloroformo, principalmente) en el acto quirúrgico cambia radicalmente la actitud del cirujano en el quirófano: de un lado sabe que el paciente no sufrirá dolor durante el mismo, pero, de otro, y no menos importante, el propio cirujano trabajará sin el estrés que supone actuar a sabiendas de que las propias maniobras operatorias infligen dolor al paciente. La introducción de los agentes anestésicos, con sus técnicas, en el quirófano suponen, pues, un cambio radical en el manejo operatorio, tan radical como que en 1839 el cirujano francés Alfred Armand Velpeau (1795-1867) había sentenciado: evitar el dolor en las operaciones es una quimera que hoy por hoy no tenemos derecho a perseguir. Apenas un quinquenio más adelante el uso de la Anestesia en el mundo occidental es un hecho, quedando superados remotos y antiguos intentos por conseguir la abolición del dolor durante el mencionado acto quirúrgico.
La difusión de este formidable hecho se propagó con rapidez extraordinaria. Y en España fue iniciado por el cirujano Diego de Argumosa y Obregón, teniéndosele en lo sucesivo como el introductor de la Anestesia.
A Diego de Argumosa y Obregón (Villapresente, Cantabria, 1792 – Torrelavega, 1865) le cabe la honra de haber hecho el primer ensayo clínico introduciendo la Anestesia en España en 1847, con la aplicación del éter.
Intervino en la Guerra de la Independencia como sanitario, después vino a Madrid para estudiar en el Real Colegio de Cirugía de San Carlos, doctorándose en 1820 y logrando la cátedra de supernumerario de Cirugía un año después. Pasó al Real Colegio de Cirugía de Burgos para enseñar durante dos años y regresó a la corte como profesor de Disección hasta que por fin lograra, en 1829, la cátedra de Afectos externos y operaciones del Colegio de San Carlos. El 13 de enero de 1847 introdujo, pues, en España la anestesia por inhalación de éter sulfúrico, cuando tan sólo tres meses atrás lo habían realizado en los EE.UU. John C. Warren y William T. Morton.
Fue Argumosa un “cirujano total”, con contribuciones en ORL, Oftalmología, Urología, Traumatología, cirugía Plástica, etc., e intervino en el famoso caso de las llagas de Sor Patrocinio, que resolvió con sencillas medidas. Se retiró en 1854 a su tierra cántabra para escribir el Resumen de Cirugía, obra en dos volúmenes más un atlas con grabados de su hija Natalia. Discrepante con algunos métodos fraudulentos vividos en la universidad, se jubiló a los 62 años para retirarse a su tierra, donde falleció a los 72.
La presencia de Argumosa es abundante en la capital de España. En el hall de la actual Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, a la mano izquierda nada más ingresar en el centro, existe un cuadro de enormes dimensiones. En él ocupa posición central Diego de Argumosa mientras disecciona un cadáver, acto al que asisten otros ilustres médicos contemporáneos como Sánchez de Toca, Creus, Fourquet, Calvo Martín, Asuero, Corral o Santero.
Igualmente, podemos contemplar un retrato suyo en uno de los medallones del salón de actos de la Real Academia Nacional de Medicina de España, ubicado entre los de Thomas Sydenham y Louis Pasteur, entre los más distinguidos protagonistas de la historia de la Medicina y la Cirugía de todos los tiempos. No obstante, Diego de Argumosa fue miembro de esta corporación desde 1831.
Asimismo podemos encontrar una placa suya a ambos lados de la presidencia del Pequeño anfiteatro del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid pues anteriormente fue sede de la Facultad de Medicina de la Universidad Central. Junto a otra placa dedicada a Melchor Sánchez de Toca, contemplamos la dedicada a Argumosa:
Sin duda, la trascendencia de Argumosa en la sociedad madrileña, tanto por sus méritos académicos y profesionales como por la aportación a la Cirugía eliminando el dolor durante el acto quirúrgico, le hizo merecedor de la memoria del pueblo de Madrid, recompensándole con la denominación de una de sus calles con su apellido y se conserva en la actualidad.