PIEZA DEL MES

Termómetro clínico.

Tal como refieren el Prof. Manuel Díaz-Rubio García y sus colaboradores, profesores Mª. José Devesa y Ángel Álvarez en su libro Las máquinas de diagnosticar y sus inventores, se atribuye la invención del termómetro a Galileo Galilei, un tubo de cristal en cuyo interior se introducía un líquido, agua, qua al calentarse subía por el tubo. Tras las propuestas de Santorio Santorio, en 1612, poniendo una graduación numérica en el cristal, o de Christian Huygens, añadiendo una escala numérica desde el punto de congelación del agua hasta el de ebullilción, fue Hermann Boerhaave quien propone el su uso clínico y a partir de entonces son varios quienes intentaron conseguir un prototipo adaptado a la anatomía humana que supusiera comodidad y seguridad, intentándolo el físico John Aitken, con un artilugio algo lento y Thomas Clifford Allbutt, autor al fin del termómetro clínico tal como se sigue usando en la actualidad, tomando la temperatura en no más de cinco minutos.

 

Refieren los autores mencionados que se debe la mejor aportación al clínico alemán Carl Reinhold August Wunderlich, quien estableció la temperatura corporal normal entre 36,3 y 37,5 grados centígrados, quedando admitido posteriormente como temperatura normal 37º centígrados, basándose para ello en la toma de la temperatura de 25.000 personas, sugiriendo como sospechosa de alteración orgánica la temperatura que se distanciara de esta cifra.

Hoy cuenta el Museo de Infanta Margarita con tan sencillo aparato en varias presentaciones, variaciones sobre un mismo tema, que ratifican su condición de piezas de museo en tanto en cuanto van siendo desplazados por los actuales modelos digitales, casi de forma absolutamente generalizada. 

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MI DONACIÓN

El MMIM ante la oferta de donaciones de objetos médicos, solicita un envío de fotografías de los mismos, a fin de valorar su interés, y también su tamaño, en aras a calibrar el transporte y la recepción y almacenaje de los mismos por si finalmente se aceptaran.

En la actualidad estamos a la espera de dos posibles donaciones que, de llevarse a efecto, informaríamos en próximos números.

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MADRID, MUSEO DE LA MEDICINA

Juan Pedro Moreno González.

Uno de los grandes nombres de la Odontología española de finales de siglo pasado es el del Prof. Juan Pedro Moreno González. Catedrático de Profilaxis y Ortodoncia en la Escuela de Estomatología de la Universidad Complutense de Madrid (después Facultad de Odontología de la UCM), fue asimismo director de este centro de diferente nomenclatura y por ello encargado de la titánica remodelación de la Escuela para transformarla en Facultad a raíz del cambio de la Especialidad Médica de Estomatología en Licenciatura en Odontología, lo cual sucedió a partir de 1986.

Asimismo, fue Académico de Número de la Real Academia Nacional de Medicina en el sillón 9 “Estomatología”, ingresando el 26 de abril de 1988 tras leer el discurso reglamentario titulado “La formación de profesionales en salud bucodental. Un reto para el futuro”. Nacido en  Madrid en 1937, desarrolló una actividad entregada al mundo universitario, de ahí que tras su prematuro fallecimiento el 7 de marzo de 1993, su nombre tenga presencia en algunas estancias destacadas, como el Salón de Actos de la Facultad de Odontología.

Se le dedicó una calle que transcurre entre la parte trasera del Hospital Clínico de San Carlos y la parte posterior de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense, yendo a desembocar frente a la puerta principal del Instituto Anatómico Forense.