ESPECIAL: PIEZA 1000
Desde el departamento de catalogación y documentación, nos complace informarles de que este mes hemos catalogado la pieza CE001000 del Museo de Medicina Infanta Margarita. Además de su gran valor histórico y científico, hemos querido utilizar esta pieza como excusa para dar la bienvenida a la incorporación al Museo al Profesor de la Unidad de Historia de la Medicina de la UCM y Académico correspondiente Dr. Javier Sanz Serrulla, Doctor en Medicina y en Odontología y Especialista en Estomatología quien además, ha escrito la siguiente explicación de esta pieza:
EQUIPO ODONTOLÓGICO RITTER
Por muy raro que pueda parecer, lo cierto es que los practicantes del arte del dentista, que al principio no fueron sino simples sacamuelas, carecieron siquiera de un sillón donde sentar al paciente, reposarle la cabeza para dotarla de la estabilidad necesaria y proceder así a las operaciones bucodentales de cualquier índole. Baste decir que en España el primer sillón dental que aparece en un libro es el de Antonio Rotondo, y hablamos de fechas de mediados del siglo XIX, concretamente en 1846 y en su Tratado completo de la extracción de los dientes, muelas y raigones. Se trata de un sillón muy similar al usado por los barberos, sin ningún otro aditamento. Sin embargo, como todo el material odontológico, a partir del último tercio de aquel siglo y especialmente en los Estados Unidos de Norteamérica, el desarrollo va a tener un crecimiento exponencial, y así hasta nuestros días. Los pacientes se sienten cómodos, es cierto, pero mucho más los dentistas.
El equipo odontológico que traemos hoy, que coincide con la pieza catalogada nº 1000. Es donación de los hijos de D. Gonzalo Gutiérrez R. Gil de la Torre y Dª. Teresa Montalvo Tejada y fue recogida por el Prof. Francisco Vázquez de Quevedo. Se puede datar en torno a la segunda década del siglo pasado. En efecto, en 1917 la Ritter Dental Company -que mantenía el nombre de su fundador, el alemán Frank Ritter (1844-1915)- introducía la primera unidad dental operativa dotada de servicios de aire, agua, gas y electricidad. En todo es muy similar a la nuestra.
La autenticidad de esta unidad queda ratificada en la pequeña chapa situada en la parterior posterior de la columna que verifica ser una “Ritter UNIT”, manufacturada por Ritter A.G. en Alemania. La estructura es metálica y está pintada en negro. Además de un sillón anatómico tapizado en cuero, con sus brazos, su reposacabezas, y su reposapiés de plataforma, que permite variaciones en su postura según lo pida la propia configuración del paciente mediante los tres pedales que bajo el mismo accionan el mecanismo hidráulico que le dota de movimiento de ascenso y descenso, nos encontramos con casi todo lo necesario para poder ejercer lo que de arte dental se ha transformado en odontología a comienzos del novecientos.
La columna consta, a modo de árbol, de tres ramas o brazos principales. El más alto es el central y brota en la parte posterior. Culmina con una vistosa lámpara de cuatro globos que pretende con este sistema de iluminación evitar sombras en el interior de la cavidad bucal. Los cuatro globos pueden ser encendidos alternativamente mediante un interruptor de rosca ubicado en la parte inferior y central de los mismos, permitiendo trabajar así con una o más luces a la vez.
Un compresor, con su campana de cristal, proveerá de energía necesaria a los instrumentos rotatorios, los cuales se accionan merced al dispositivo de pedal que se conecta a través de un cable a la base de la columna.
Por último, un taburete del mismo color que el equipo, tapizado en cuero, permite al operador disfrutar de una posición más ergonómica para la realización de trabajos que requieren más tiempo.
Desde este momento, los equipos dentales no iban a tener transformaciones sustanciales. Nuevos diseños, materiales y mecanismos vienen no a variar sino a perfeccionar este sistema de equipo o unidad dental que en lo básico se mantiene en la actualidad en la inmensa mayoría de las clínicas dentales.
NOTICIAS
– El Museo, en su permanente actividad de colaboración con otras instituciones, ha tenido la gran suerte y desde aquí se le agradece, de recibir por parte del Museo de Sanidad e Higiene del Instituto Carlos III, dirigido por Dª. Lourdes Mariño, otra importante donación de piezas de diversas especialidades y de gran interés histórico-científico, de las que hablaremos en siguientes números.
– Gracias a la generosidad de la Asociación de Amigos del Museo de Medicina Infanta Margarita, presidida por el Académico de número de la RANM Prof. Enrique Moreno González, se ha podido adquirir para el Museo una mesa de partos datada hacia finales del s. XIX de la cual hablaremos más extensamente en el siguiente número. En perfecto estado de conservación, constituirá uno de los elementos más importantes en la Sección de Obstetricia y Ginecología.
– El 24 de julio, el Presidente de la RANM, Prof. Joaquín Poch, acompañado por el también Académico de número Prof. Luis García-Sancho y el Académico correspondiente Prof. Javier Sanz, visitaron el Museo Naval donde fueron recibidos por el Almirante Director del Órgano de Historia y Cultura Naval, D. José Antonio González Girón, acompañado del equipo directivo de dicho Museo. Esta visita tuvo por objeto establecer lazos de colaboración entre ambos museos de cara a próximas exposiciones, intercambio de piezas y asesoramiento respectivo de cuanto sea de interés para ambos. El Museo Naval es uno de los mejores del mundo en su género y uno de los más elegantes entre los españoles, de obligada visita en cualquier agenda cultural, incluso de ámbito particular. Algunas de sus piezas podrán ser contempladas en la exposición que sobre la Historia de la Cirugía organizará nuestro Museo a comienzos del próximo año.