Esta silla de partos (mediados del Siglo XIX), se trata de una bella pieza con estructura de madera en la que se integran tres tableros tapizados en cuero, de color verde oscuro mullidos, que sirven respectivamente de respaldo, asiento y reposapiernas.
El respaldo es graduable en su inclinación gracias a un dispositivo metálico bilateral en forma de sierra curvada que permite regular a satisfacción dicha inclinación a fin de conseguir la posición más fisiológica y funcional para la parturienta.
Bajo el asiento se esconde una caja forrada en metal para recibir la placenta y el líquido amniótico, el cual se evacúa a través de un agujero abierto en la parte inferior y posterior que desagua con un pequeño tubo al recipiente que a tal fin bajo el mismo asiento se colocaría.
En la parte inferior y frontal existe un cajón disimulado, con su llave, para guardar instrumental tocológico de utilización a propósito.
Complementariamente se acoplan dos horquillas de metal, de altura graduable, para reposo de las piernas, que se ubican a ambos lados y de esta manera se logra la postura tocológica más adecuada para el parto. También a ambos lados se colocaron dos agarraderos donde la mujer pueda establecer sendos puntos de agarre con sus manos hacer fuerza. Asimismo sirven para el traslado de la propia silla.