Pieza del mes.
El compromiso del Académico de número Prof. Jorge Alvar Ezquerra con la Real Academia Nacional de Medicina está llevando a que el Museo de Medicina Infanta Margarita, dependiente de la institución, vea incrementado su patrimonio en la especialidad de “Medicina preventiva y social” que es la que ostenta en su sillón, nº26.
Así, en los últimos meses se han incorporado una serie de piezas al MMIM, gracias al acuerdo firmado con DNDi (Drugs for Neglected Diseases initiative), las cuales, evidentemente, guardan relación con el objetivo de esta organización pues no pocas de ellas tuvieron presencia en tiempos muy remotos y su curación fue enfocada con actitudes muy diversas, de fundamento con el tiempo discutible, para acabar por convertirse la mayoría de éstas en testimonios históricos, cuya historia queda palpable en las piezas que forman parte del patrimonio del MMIM.
Una de las más valiosas es la que traemos a este número. Un Huaco retrato perteneciente a la cultura preincaica, mochica del año 500 d. C aproximadamente, perteneciente al período IV de esta cultura. Este periodo se caracteriza por la incorporación del engobe que da una textura final lisa y que permite la incorporación de tonos oscuros o blancos.
Consiste en una vasija de cerámica de color ocre con restos de pintura blanca y negra. Representa la figura de un hombre arrodillado portando un objeto en la mano izquierda, manos colocadas en el abdomen. Su rostro refleja las secuelas de la lehismaniasis mucocutánea con labio y nariz deformados.
La cultura mochica, siguiendo el cauce del río Moche desde los Andes hasta la costa norte de Perú, es quizás la que con más fidelidad ha registrado en su cerámica esta y muchas otras enfermedades. Durante los siglos II al VII d.C. se desarrolló esta cultura de buenos navegantes pero también con una cerámica que se fue refinando con el paso del tiempo.
Madrid, Museo de la Medicina.
Fundación Carlos de Amberes.
El número 99 de la calle de Claudio Coello impresiona por la prestancia de su fachada. Aquí se halla la Fundación Carlos de Amberes, creada el 22 de enero de 1988 como Fundación cultural privada sin ánimo de lucro, cuyas actividades se centran en el mundo de la cultura: exposiciones, conciertos, recitales, seminarios, etc., con gran presencia en la vida cultural madrileña.
Habiendo quedado el edificio con grandes espacios para la realización de estos fines, impresionan algunos de sus elementos arquitectónicos, como la cúpula de su capilla, estando presidida ésta por el magnífico cuadro “El martirio de San Andrés” de autoría de Pedro Pablo Rubens, fechado hacia 1636-1639.
En sus orígenes estuvo en la capilla del Hospital de San Andrés de los Flamencos, predecesor de la Fundación, en edificio actualmente desaparecido.
En lo más previo de la visita al edificio se encuentra un retrato, en actitud orante, del fundador, el llamado Carlos de Amberes.
Fue el fundador Carlos de Amberes, personaje de orígenes sin precisar, más que su procedencia amberina y su fecha aproximada de nacimiento, hacia 1530. La leyenda que consta a los pies del retrato que en la Fundación se exhibe es bien elocuente acerca de sus orígenes e intenciones:
Así pues, con el nombre de Real Diputación de San Andrés de los Flamencos se creó esta fundación para hospedar a los peregrinos pobres procedentes de las 17 provincias de los Países Bajos que visitaban la Corte. Era el 16 de agosto de 1594 cuando el fundador cedía en escritura pública una serie de inmuebles para tan benemérito fin una vez con el ánimo de que a su muerte se levantaran unas casas que hicieran de hospital para servir a aquel fin, poniéndolo bajo la advocación de San Andrés, patrón del Ducado de Borgoña, aceptando Felipe III el patronato de esta fundación en 1606, para sí y sus sucesores, con las pertinentes constituciones firmadas en 1606 en las que rezaba que habría de ser dirigida por naturales o descendientes de dichas diecisiete provincias.
El edificio se encargó en 1621 al arquitecto Juan Gómez de Mora para que lo levantara en la calle de San Marcos, junto a una iglesia, iniciándose así una larga historia que se vería interrumpida con la desamortización de 1798, estando a punto de desaparecer, siendo derrumbada la iglesia en 1848. El día de San Andrés de 1877, representantes del reino de Bélgica inauguraban, con la presencia de Alfonso XII y de la princesa de Asturias, Isabel de Borbón, el nuevo hospital, en la actual sede, que sigue siendo uno de los lugares atractivos de este “museo” de la medicina madrileña.
El académico Benito Hernando Espinosa en la exposición de Pradilla.
La exposición FRANCISCO PRADILLA. MÁS QUE UN PINTOR DE HISTORIA (1848-1921) que acoge el Museo de Historia de Madrid y que fue programada del 14 de diciembre de 2022 al 9 de abril de 2023, ha sido prorrogada hasta el 14 de mayo, pudiéndose visitar en todo su esplendor.
Curiosamente se inicia la muestra con el recorrido con el retrato de Benito Hernando Espinosa, perteneciente a los fondos de la Universidad Complutense de Madrid.
El motivo del inicio del recorrido con este rostro no es otro que la exhibición contigua de uno de los lienzos más representativos del autor, “La rendición de Granada”, pues el artista se inspiró en Hernando para retratar a Boabdil, en el momento de la entrega de las llaves a los Reyes Católicos. Este cuadro se encuentra en el palacio del Senado, en la sala de conferencias.
Benito Hernando Espinosa ingresó como Académico de número el 31 de marzo de 1895, leyendo el discurso “Algunos detalles del tratamiento de las afecciones sifilíticas del sistema nervioso”. El 7 de febrero de 2017, el profesor Javier Sanz dictó una conferencia conmemorando el centenario del fallecimiento de quien fuera uno de los pioneros de la dermatología española. Hernando fue el médico de la familia Cajal desde que don Santiago llegara a Madrid definitivamente.