PIEZA DEL MES
Irrigador del Dr. Eguisier
Hasta mediados del siglo XIX, los lavados ginecológicos se realizaban con un líquido impulsado mediante jeringa, pero a principios de los años cuarenta apareció un nuevo aparato de uso más fácil que ya no necesitaría la mano de un práctico sino que podría ser aplicado por mano propia.
Este aparato, que ha pasado a ser conocido como “Irrigador del Dr. Eguisier”, tiene su pequeña historia, que en los orígenes requiere alguna aclaración. En realidad, aunque ha pasado a la posteridad con el epónimo de Maurice Eguisier (1851-1913) –médico doctorado en la Universidad de París en 1837 y dedicado después a la ginecología y obstetricia-, debió surgir de la colaboración con el “bandagiste” (ayudante de ortopedista) François Libault, domiciliado asimismo en París, quien presentaba el 3 de febrero de 1842 una solicitud en la prefectura del Sena para patentar este artilugio con el que había ensayado durante diez años y al que, curiosamente, él mismo le da el nombre del Dr. Eguisier. Patentado, pues, en ese año, y asimismo fabricado por él, fue validado en 1843 tras su presentación ante una sociedad científica, la “Société de Médecine Pratique” por el Dr. Eguisier, cuyo uso, como queda dicho, se dirigiría a curar algunas enfermedades de la matriz. ¿En qué momento llegaron a coincidir los dos personajes? ¿Dirigió el médico Eguisier los experimentos del “bandagiste” Libault?
Se trata de un instrumento cilíndrico metálico de altura de un palmo. El interior no es otra cosa que un depósito en el que se vierte el líquido, el cual cae por su parte superior y de acuerdo a las indicaciones que constan en relieve en la tapa que lo cierra. Tiene una llave en la parte superior que al girarla a la derecha permite ascender un pistón de la misma superficie que la sección del cilindro y que será el que dé presión al líquido. En la parte inferior un grifo con su llave de paso se conecta al tubo de caucho terminado en una cánula que se aplicará al órgano a irrigar.
Comercializado por varias casas durante medio siglo largo y manteniéndose en lo fundamental sin apenas variaciones, el “Irrigador de Eguisier” tuvo otros usos, como los lavados vesicales y bucales, incluso como enema. Asimismo suele ser mencionado como anticonceptivo, cuando su uso inmediato tras el coito pretendía eliminar los espermatozoides.
MI DONACIÓN
Las hermanas Begoña y Vera Nosti Moreno han hecho donación al MMIM de dos orlas fin de carrera que pertenecieron a dos de sus antepasados médicos, un bisabuelo, Ángel Aguado Meneses, quien se licenció en 1909, y un abuelo, Manuel Moreno Martí, que concluyó sus estudios en 1917, ambos en la madrileña Facultad de Medicina de la Universidad Central.
Estas orlas, enmarcadas espléndidamente, constituyen siempre un documento de época, tanto del profesorado como del alumnado que después se repartiría entre la actividad asistencial y la investigadora y docente. Asimismo, forma parte de la donación diverso material de laboratorio y clínico y una interesante selección bibliográfica de medio centenar de obras que van desde el último tercio del siglo XIX hasta mediados del XX, entre las que destacan especialmente las dedicadas a la acupuntura. El MMIM agradece esta interesante donación que viene a ratificar cuanto decíamos en la entrada de esta Gaceta.