PIEZA DEL MES
Placas profesionales.
Uno de los motivos más pintorescos de las consultas profesionales sanitarias es el capítulo de las placas publicitarias que sus titulares colocaban generalmente en las jambas de las puertas de calle donde se domiciliaban dichas consultas. A finales del siglo XIX y hasta mediados del siglo XX trataban de anunciar antes el campo en el que se trabajaba que la acreditación del profesional, entre otras cosas porque las especialidades no existían como tales titulaciones adquiridas tras un periodo de aprendizaje reglado, sino que eran fruto de una dedicación.
Buenos ejemplos son los cuatro ejemplos que traemos a esta sección en los que hay de todo: en dos de ellos se anuncia el profesional con sus apellidos y así uno es “Especialista en partos” y otro en “Piel-Venéreas y Análisis”. A la profesional cuyo nombre consta en el anuncio de cristal le basta con reseñar su oficio, “Comadrona”, pues la actividad es fácilmente deducible. Por último, en un letrero de los llamados “de bandera”, como los dos primeros realizados en porcelana blanca con rotulación negra, se dice genéricamente “Médico-Dentista”, sin que consten más datos del profesional.
No son infrecuentes los que acaban en almonedas y de allí son rescatados para lucir en museos, caso del nuestro, pues simbolizan en parte la publicidad sanitaria de una época, de escasa o nula regulación pues incluso no existía agrupación o colegio profesionales que dictara dichas normas.
MI DONACIÓN
Aparato de electroterapia.
Donado por el Prof. Luis Pablo Rodríguez Rodríguez, esta atractiva caja de madera de tamaño bolsillo, construida por la casa parisina de A. Gaifer, tiene dos tapas que se abren mediante un sistema de pestañas desde el centro. En su interior, se contemplan en muy buen estado varios accesorios: dos cordones, de color rojo y verde, una bobina, varios electrodos con funda de algodón, una caja de color negro que serviría de pila con dos tapas y un frasco de cristal.
Ese es su contenido. Como puede deducirse se trata de uno de tantos aparatos diseñados a finales del siglo XIX y principios del XX destinados a la aplicación de corrientes eléctricas para el tratamiento, muchas veces empírico, de diversos males neurológicos o musculares, incluso para la aplicación de electroshock en enfermedades psiquiátricas.
MADRID, MUSEO DE LA MEDICINA
Mariano Gómez Ulla.
Existen varios testimonios de importancia en la villa de Madrid que homenajean la figura del ilustre médico Mariano Gómez Ulla. Probablemente el más simbólico sea el actual Hospital Central de la Defensa “Gómez Ulla”, quizá el más prestigioso de los hospitales militares del país, que recuerda a quien fue uno de los más destacados médicos militares no ya de su tiempo sino de la historia.
Mariano Gómez Ulla nació en Santiago de Compostela el 6 de noviembre de 1877 y cursó los estudios médicos en la Facultad de Medicina de dicha ciudad, concluyéndolos en 1899 para pasar a doctorarse a Madrid al año siguiente. Ingresó inmediatamente como médico del Cuerpo de Sanidad Militar, dedicándose a la Cirugía castrense, también por oposición ingresó en la Beneficencia Municipal de Madrid, en 1903, y creó el Equipo Quirúrgico del Ayuntamiento de Madrid. Como médico militar participó en las campañas africanas y organizó los hospitales de sangre, contribuyendo a salvar la vida de numerosos combatientes. Con el paso del tiempo llegó a ocupar los cargos de Inspector Médico y Jefe Supremo de la Sanidad Militar. El General Gómez Ulla fue merecedor de las Grandes Cruces del Mérito Militar y Naval, de la Real Orden de San Hermenegildo y de la Orden Civil de Sanidad. Fue asimismo Gentilhombre de Cámara de S.M. Alfonso XIII. En 1941 fue nombrado presidente de la Organización Médica Colegial de España, desde la que apoyó decisivamente al Patronato de Huérfanos de Médicos.
Fue miembro de número de la Real Academia Nacional de Medicina, institución en la que ingresó el 29 de abril de 1942 tras la lectura de su discurso, titulado La cirugía de guerra. Falleció en Madrid el 24 de noviembre de 1945.
Mariano Gómez Ulla da nombre a una calle en al barrio madrileño de Ventas, rotulada como “Calle del Doctor Gómez Ulla”. Sobre esta placa se colocó otra de mayor tamaño que le dedicaron los Practicantes españoles en su memoria.
En la actualidad puede leerse en la fachada del número 12 moderno del Paseo de la Castellana, a pie de acera, la placa que recuerda sus años de nacimiento y defunción, quedando retratado de perfil entre ambas fechas. Colocada esta lápida en señal de homenaje por el Consejo General de los Colegios Oficiales de Médicos, que presidiera, testimonia que allí vivió y murió.