PIEZA DEL MES
Gozos.
A día de hoy y en algunas culturas el hombre mantiene cierta orientación sobrenatural en relación con la enfermedad, lo cual constituye un capítulo aparte en la antropología médica y también en la historia de la medicina bajo el rótulo de “Folkmedicina”. Santos sanadores tiene la Iglesia católica consagrados a diferentes enfermedades y por tales patronos se les tiene. Sus retratos o sus reliquias se custodian en determinados altares de iglesias o catedrales, incluso algunas ermitas está dedicadas a su culto y hacia ellas se encaminan los fieles creyentes en busca de su intercesión por la salud perdida o en acción de gracias por la salud recobrada. Muchos de estos lugares están plagados de gran variedad de exvotos, ofrecidos por los fieles devotos.
Abogada de las enfermedades de la vista es Santa Lucía, de las de la boca Santa Apolonia, de las de los pechos Santa Águeda, de las de la garganta San Blas. De las epidémicas como la peste San Roque, de la lepra San Lázaro, con sus instituciones para recogimiento de estos enfermos en los “lazaretos”, como también San Ramón Nonato es el abogado de los partos difíciles, etc.
Además de rogativas, ofrendas, misas, novenas y otros rituales, existen con larga tradición en los pueblos del litoral mediterráneo, especialmente en el norte y de ahí su impresión tantas veces en lengua catalana, los gozos o “goigs” en honor de los santos patronos antedichos. Se trata de unas hojas en las que consta la imagen del santo patrón alrededor del cual se alinean oraciones en verso y en su honor que son declamadas por los fieles.
MI DONACIÓN
Extractor hemático del doctor Portillo.
Este delicado aparato fabricado en vidrio, fue patentado por el Dr. Portillo, cuya hija, la doctora María Luisa del Portillo, especialista en Medicina Física y Rehabilitación, lo ha donado al MMIM junto con otros objetos menores de laboratorio.
Su fin era, como popularmente se conocía y se temía, “evitar el pinchazo” durante la extracción sanguínea previa al análisis. Para ello, al modo de una ventosa, se aplicaba la boca ancha en la epidermis y mediante la acción de una pera de goma se producía el vacío en la campana, que recogía la extravasación hemática evitándose la temida punción.
Ignoramos cuáles fueron el éxito y el recorrido de este artilugio, intuyendo que la cantidad recogida no fuera necesaria para obtener la mayoría de parámetros que generalmente son solicitados.
MADRID, MUSEO DE LA MEDICINA
Monumento a Ferrán.
A la altura del número 10 de la calle de la Princesa, frente a la Plaza de los Cubos, se alza una fuente majestuosa cuyas escaleras desembocan en la Plaza de Cristino Martos o “de los Afligidos”, en un nivel superior, quedando comunicada así esta plaza con la calle Princesa.
Se trata de un monumento conmemorativo que consta de una escalera doble que se remata con figuras femeninas, un escudo de Madrid y la fuente, con delfines. Fueron sus autores los arquitectos Manuel Herrero Palacios y J. Manuel Bringas, y el escultor Federico Coullaut-Valera.
Al dorso de lo más elevado de este monumento, tras el escudo que lo representa, el Ayuntamiento de Madrid colocó una placa en febrero de 1952, con ocasión del centenario del nacimiento del homenajeado, con un texto que así dice: “al sabio bacteriólogo Dr. Ferrán, que tantas vidas salvó con sus descubrimientos científicos”.
La placa, bien sencilla, hace justicia al Dr. Jaime Ferrán i Clúa, de quien se dice en el libro “150 años de caricaturas médicas en España”, por sintetizar, que, nacido en Corbera del Ebro (Tarragona) el 2 de febrero de 1852, se hizo médico en la Facultad de Barcelona y como oculista se instaló en Tortosa, al tiempo que se licenciaba en Ciencias Naturales. Impresionado por los descubrimientos de Koch y Pasteur, se interesó por la bacteriología y montó un laboratorio; también formó parte de la misión del Ayuntamiento de Barcelona para estudiar la epidemia de cólera de Marsella. Cultivó el agente y elaboró la primera vacuna anticolérica aplicada al hombre. En la epidemia de Alcira, en 1885, vacunó de forma masiva a la población con éxito, pero con el rechazo de la comunidad internacional. Director del Instituto Municipal de Higiene de Barcelona, hizo aportaciones relevantes en la seroterapia antidiftérica, el tétanos y la peste. Desarrolló una vacuna contra la tuberculosis, la anti-alfa. Autor de algunas obras de la especialidad, su concepto de “gran Higiene” dio paso a lo que hoy denominamos “Medicina Preventiva.”